14 de julio, Lunes
Más ciudades dormidas
Recorrido: Lido di Noto-Siracusa
Pernocta: Agroturismo
Terrauzza sul mare (N37.01225, E15.28846)
Aparcamiento
area arqueológica de Siracusa: 37.07264N; 15.2773E
Nos despertamos como siempre pronto, pero
permanecemos en la cama descansando. Hemos decidido partir a media mañana
después de darnos un baño en esta estupenda playa. Ahora el área esta casi vacía,
con una decena de autocaravanas solo, aunque nuestros vecinos, siguen siendo
ruidosos. Antes, salimos de este sitio
para buscar pan y fruta, pero...ni hay aceras ni encontramos comercios así que
volvemos y a nuestro regreso nos encontramos con un coche que trae pan y bollos
al área. Un problema resuelto.
A poco más de las 9,30 estamos en la playa.
Disfrutamos del sol y de un par de buenos baños. El agua está estupenda y la
playa es muy buena, eso sí, “pícola”. A las 11,30 y después de unas duchas (que
dicho sea de paso, tienen que abrirnos ya que la hora no era la habitual), ponemos rumbo a Siracusa, al parque arqueológico.
Hemos decidido comenzar nuestra visita a esta ciudad por este lugar dejando el
centro para mañana
Le damos al navegador las coordenadas de un aparcamiento
en el parque arqueológico (37.07264N; 15.2773E) y eficientemente nos dirige allí. Se trata de
una explanada grande cerca de los sitios arqueológicos. 5 euros hasta las 19
horas. Vigilado. A 100 metros escasos está el acceso, pero la venta de entradas
está justo al otro lado, junto al aparcamiento de autocares, por lo que tenemos
que atravesar el area arqueológica y regresar de nuevo.
Comenzamos por el anfiteatro romano de planta
elíptica y donde se distinguen perfectamente las gradas, para seguir por el altar
de los sacrificios de animales, el Ara de Gerón, y después acceder a la zona
donde se encuentra el teatro griego, la latomia o cantera con la oreja de
Dionisos y el jardín del paraíso.
En el teatro griego, situado como todos en una parte
alta, están representando “Aida”. El escenario tiene un bonito montaje, lo que
hace destacar más la belleza y armonía de este espectacular sitio, uno de los
más grandes del mundo y que ejerció un papel de enorme importancia en la vida
cultural de la ciudad. Esta dividido en 9 secciones con 8 escalerillas de
acceso a los puestos sufriendo numerosas transformaciones durante la época
romana. En la parte superior de las gradas hay varias cavidades excavadas en la
roca. En una de éstas hay una pequeña cascada.
Luego descendemos a la latomía, o canteras. Algunos
testimonios dan fe de que sirvieron incluso de prisión. La más grande es la
llamada del Paraíso que en algunos
puntos tiene una profundidad de 45 metros.
De aquí nos acercamos a la gruta de los cordeleros
llamada así porque durante un largo periodo este gremio ejerció su oficio en
ella.
Terminamos nuestro paseo por estos deliciosos y
pequeños jardines para dirigirnos a las catacumbas de San Giovanni,
cercanas al area arqueológica, según nos decía nuestro libro.
Y vamos al aparcamiento de autocares, donde hemos
comprado los billetes y desde allí nos muestran una gran construcción metálica
que parece una iglesia. Nos tenemos que encaminar hacia ella, para, antes de
llegar, girar a la izquierda.
Aunque hace calor, corre una agradable brisa que hace agradable el
paseo, aunque son ya pasadas las 14 horas. Hay señales que nos van dirigiendo
hacia las catacumbas y unos diez minutos después las encontramos.
Solo se puede visitar con guía (italiano e inglés) y
cuando llegamos nos dicen que acaba de entrar un grupo y si no nos unimos a él tendremos que esperar
treinta minutos por lo que pido sumarnos a él, a lo que acceden.
Y nos internamos en este mundo subterráneo, un
entresijo de galerías con millares de tumbas, frescos y símbolos cristianos,
absolutamente espectacular. Pese a que hay prohibición de hacer fotografías,
discretamente me la salté y cuando el grupo se retiraba detrás de la guía
aprovechaba para hacer alguna, aunque no me alejaba mucho porque el sitio
resultaba sobrecogedor por su tamaño y por los laberintos que lo
conforman. Túneles, nichos excavados en
la roca, tumbas, en el suelo, en paredes, algunas familiares que incluyen hasta
10 compartimentos dentro de la misma oquedad, llenan este curioso lugar, mucho
más agradable que las catacumbas de Palermo.
A las 15 horas terminamos nuestra visita y cuando
estamos en la entrada comprobamos que había wi-fi por lo que aprovechamos para
conectarnos con la familia y buscar algo de información sobre posibles
excursiones por la costa amalfitana. Llevamos
un día de adelanto sobre lo previsto, más uno o dos que siempre reservo para
imprevistos, así que posiblemente podríamos dedicar un día a hacer turismo por
esta, dicen que espectacular, costa italiana que no se puede visitar en
autocaravana.
Media hora después estábamos al aparcamiento donde
comimos y tras descansar un poco y cerca de las cinco de la tarde ponemos rumbo
hacia un agroturismo que si bien no viene en la pagina de campingcar info de
los franceses, lo citan algunos en sus comentarios, por lo que lo buscamos en
unas paginas italianas.
Es el agroturismo Terrauzza sul mare (N37.01225, E15.28846)
a 10 km al Sur de Siracusa. 22 euros. Cuando llegamos encontramos una gran puerta cerrada, así que
llamo al portero y nos abren. La carretera nos deja en unos 200 metros en una
vivienda rodeada de jardines. De allí nos envían a un apartado lugar a unos 500
metros entre pinos. El sitio es precioso.
Una explanada cuadrada, arbolada con pinos, adelfas, olivos, moreras, con luz,
una casetita pequeña con un lavabo, una ducha y un fregadero. Todo pequeño pero limpio y suficiente. Tiene
además un acceso al mar. No se puede
decir playa, ya que está entre rocas pero el baño es posible.
Aquí hemos encontrado la paz que perdimos hace dos
días, con la boda del sábado en el agroturismo de Piazza Armerina y ayer en esa
locura de domingo y domingueros en el area de la play, en Lido di Noto. Ahora,
cayendo la noche, oímos el ruido de las chicharras mezcladas con el de los
grillos. No hemos podido contemplar la puesta de sol pero el horizonte se ha
pintado de un color naranja brillante. Hay un grupo de tres autocaravanas
italianas que están colocadas formando un grupo. Se han ido todos en un turismo
y hemos estado completamente solos y en silencio hasta que ha llegado una
pequeña California con una familia con una niña, pero la paz sigue reinando y nos
vamos recuperando de los kilómetros que ya nos van pesando.
Mañana atacaremos Ortigia (la ciudad de Siracusa) y por la tarde nos
acercaremos a Catania. Parece que el aparcamiento allí es dificil por lo que
quizás la mejor opción es un camping o area y movernos en transporte público,
pese a la pérdida de tiempo que eso suponga.
He revisado los días que nos quedan y de Sicilia nos resta Catania, el Etna,
Taormina y las gargantas de Alcántara, cerca de Taormina. Y de regreso en el continente queremos ver
Paestum y Pompeya y pasar la noche antes del embarque en el mismo lugar
delicioso que cuando llegamos. Ahora no puedo saber si el tiempo nos dará más
de sí.
15 de julio, Martes
Siguen los contrastes
Recorrido: Siracusa-Catania
Pernocta: Catania
Aparcamiento
de Siracusa: 37º04’37.35”N;
15º17’17.76”E.
Catania, 21,45 horas. Estamos en un sitio....la
verdad, me resulta dificil encontrar un calificativo para describirlo. No sé si
podría calificarlo como feo o sórdido, o
ambos a la vez además descuidado. Se trata de un aparcamiento sobre tierra de camiones, autocares, turismos, o cualquier
cosa que tenga cuatro ruedas. Su único atractivo, por buscarle uno, consiste en
que está sobre una colina desde donde tenemos unas estupendas vistas sobre el
Etna y las fumarolas que exhala. Por lo demás
nada aconsejable. Los alrededores son
…cutres es decir poco y si bien el autobús tarda 15 minutos en llegar al centro,
hemos estado esperándolo más 45 minutos y en ese tiempo no hemos visto aparecer
ni un solo taxi, ni ninguno de los de
las otras dos líneas que tenían su parada en el mismo sitio. Parece un lugar
dejado de la mano de dios. Eso sí, a la vuelta la suerte nos ha sonreido y tan
solo hemos tenido que esperar 5 minutos. La línea es la 830 y la parada está a 300 metros del area (o
lo que sea) para autocaravanas.
Tras cruzar un puente que une Ortigia con la tierra
firme nos encontramos con el templo dedicado a Apolo. Aunque solo quedan
restos, en su época tenía 6 columnas en
los lados cortos y 12 en los largos. Fue iglesia cristiana y también mezquita.
Dejamos atrás el templo para llegar a una bonita
plaza rodeada de elegantes palacios y en cuyo centro está la fuente de
Artemisa. De aquí paseamos por una tranquila calle peatonal a la que se asoman
multitud de comercios. Nos llama la
atención los escaparates de pastelerías que muestran unos pequeños dulces que
imitan frutas de vivos colores. Para
saciar nuestra curiosidad entramos en una de ellas y compramos, además de unas
bolas cubiertas de frutos secos, una de
estas frutas, una mandarina. Cuando la
mordemos descubrimos que es mazapán, vamos, una bola de almendra con azúcar a
la que han dado diferentes formas y pintado imitando diversos frutos. Exquisita
y hay que reconocer que mucho mejor presentados que nuestros mazapanes.
Por esta calle hemos llegado al Duomo en una amplia y luminosa plaza rodeada de edificios
del XVIII. El Palacio Arzobispal, el Vermexio, sede del Ayuntamiento, el
Palacio Interlandi, el Francica Nava, el Beneventano del Bosco y la iglesia de Santa
Lucia alla Badia. Todos forman un conjunto monumental armonioso y majestuoso.
De la Catedral lo que más me llama la atención son las columnas del templo de Atenea englobadas en sus paredes.
En ver el resto tardo más bien poco, ya que lo hago sola y muy enfadada. Y es que mientras hacía una fotografía a la fachada de la catedral, Angel ha desaparecido. He pensado que se había colado con un grupo de turistas, pero ha tardado mucho en salir. Así que la inquietud ha ido dejando paso al desasosiego y luego ya a la angustia mezclado con el enojo. Siempre le digo que va a su “bola” y soy yo la que tiene que estar pendiente de sus movimientos y si me descuido…como con un niño pequeño. Decido llamarle por teléfono, pero mientras lo hago no puedo dejar de pensar que por lo general lo suele tener “apagado o fuera de cobertura”, o se lo deja olvidado, o no lo oye, pero tengo suerte y lo oigo sonar a mi lado y ha aparecido con una enorme sonrisa, que no ha evitado un buen chorreo. Y confirmo lo que pensé: se había colado absorbido por el grupo de turistas.
Siguiendo por una calle que sale a la derecha de esta
plaza, llegamos al mar y a la
verdeante fuente de Aretusa , llena de
papiros y ligada al mito de la ninfa Aretusa, transformada en río por Artemisa
para escapar de la pasión de Alfeo; pero éste tomó también forma de río uniendo
sus aguas a las de ella.
La ciudad nos seducía suavemente y como lo visto
hasta ahora nos sabía a poco, decidimos alargar nuestro paseo por la rivera del
mar, dejándolo a nuestra derecha. Así hemos caminado por una bonita y cuidada
calle hasta el castillo. Son curiosos los contrastes de estos sicilianos: desde
la mayor elegancia a la mayor de las cutreces, desde lo limpio y cuidado, hasta
lo sucio y desaliñado. No parecen tener término medio. Y esta reflexión la hago
mientras paseamos por la calle que se asoma al mar llena de terrazas de restaurantes con sus mesas ya decoradas al detalle y preparadas para recibir a sus comensales.
Elegimos
otras callejuelas para regresar
disfrutado del ambiente de esta ciudad, tranquila y encantadora hasta llegar de nuevo al Templo de Apolo
donde hay instalados algunos puestos. Una vez allí descubrimos una calle perpendicular donde hay un mercadillo de alimentos. De
nuevo la alegría y el colorido de los puestos de frutas, hortalizas, pescados,
quesos, especias, pan, atrapan nuestros ojos que devoran ávidamente todo. En uno de ellos compramos una especie de pisto
y unos quesos ahumados, ambas cosas, exquisitas.
Ahora rumbo a Catania, con las coordenadas elegidas
por Angel según los comentarios que ha leído de dos o tres posibles sitios para pernoctar. Parece que la
ciudad no es recomendable para conducir, y aparcar es casi misión imposible,
así que viendo que estaba cerca de centro, hemos deshechado un camping que
posiblemente habría sido una mejor elección.
Hemos llegado aquí las 14 horas y nos dicen que los
billetes para el autobús han de ser comprados en el estanco que esta cerrado hasta la 16,00.
Así que hemos comido y mientras que yo descansaba Angel ha estado parloteando
con unos italianos de Turín que nos han proporcionado información relevante
sobre como ir a la ciudad, a Taormina o donde pernoctar allí.
A cinco minutos pasadas las 16 hemos ido a comprar
los billetes. Me parecía mentira que no pudiera irme antes a visitar la ciudad
porque tenía que depender del horario de apertura de un kiosco,, pero esto es
Sicilia. Y a las 16,10 estaba aún cerrado así que buscamos una sombra donde protegernos del sol. Y mientras observamos
nuestro alrededor: edificios con las fachadas descoloridas, destartaladas, desvencijadas, donde cada vecino había hecho
un poco lo que había querido, incluso uno una escalera de caracol desde la
terraza de su casa al aparcamiento, o lo que fuera ahora, porque en el
suelo se mezclaba todo, asfalto y cemento, estaba descuidado con hierbajos y agujeros y sucio....Yo me he
criado en un barrio humilde, obrero, pero esto....daba algo de grima.
A las 16,20 el quiosco estaba ya abierto. Era una
especie de corte inglés donde se vendía de todo, y además un sitio de apuestas.
La gente que entraba, de lo mas pintoresco y yo me sentía como un burro en un
garaje. No había cola y los clientes entraban y pedían y parecía que era la
quiosquera la que “bendecía” con los turnos; hasta que nos hacemos visibles para
ella y nos atiende. Compramos los billetes que tienen que ser cuatro ya que uno sólo vale para hora y
media. 1 euro cada uno. Caro a mi juicio.
Así que todo contentos por haber salvado la primera
dificultad que nos separaba de la ciudad, nos fuimos en busca de la parada del autobús. Y vamos observando
el entorno: un taller de chapa donde Angel hace un comentario que despierta mi
hilaridad, -dice que allí desguazan los coches que roban-. En fin, se trata de
desdramatizar un poco. Seguramente no es para tanto, pero cómodos lo que se dice cómodos, no nos sentíamos.
Encontramos la parada, casi en medio de la nada y durante
casi 50 minutos vemos bajar y subir coches y motos. Así que sin otra cosa que
hacer seguimos observando. Es raro el turismo que tiene la chapa bien –no digo
ya perfecta-. Todos tienen golpes y arañazos. Las motos circulan por todos los
lados y Angel ve una incluso que lleva de paquete a una madre con un bebé,
además de otro hijo. Coches que no hacen la rotonda y por tres metros cambian de sentido donde les
apetece....en fin, la anarquía más absoluta. Yo me empiezo a enojar. No entiendo que haya
llegado a esta ciudad a las 14 horas y que tres después
esté clavada en una parada de autobús sin ninguna posibilidad de
moverme, porque los taxis no existen. Empiezo a pensar en la posibilidad de que si en media hora no viene, regresar al
aparcamiento, coger la autocaravana e
irnos al Etna y le dan por culo a Catania, así, con todas las letras, y
perdonad la ordinariez, pero no podía más.
En fin, alguien oyó mis pensamientos cargados de
mala intención y a eso de las 17,20 apareció el bus que en tan solo quince minutos nos deja en el mismo Duomo.
Se apea con nosotros y nos despedimos. Nos encontramos en el corazón de la ciudad, en la La plaza del Duomo, un hermoso y amplio espacio lleno de vida y enmarcado por vetustos edificios. En el centro está la Fuente del Elefante, símbolo de la ciudad, y sobre él un obelisco egipcio, quizá procedente del circo romano. La fachada de la catedral está ahora iluminada por un sol que ahora va debilitándose. El interior, en mi opinión, carece de interés. Dejamos el Duomo para dirigirnos hacia San Nicolás a ver si tenemos suerte y la encontramos abierta.
De camino nos topamos con la sorpresa de un anfiteatro romano en medio de esta
ciudad. Sin dudarlo entramos. Es sorprendente. Se encuentra en medio de las casas,
de hecho, éstas le rodean por todos los lados extendiéndose por debajo de los edificios
contiguos. Hasta la primera década del
siglo XX la plaza ocultaba completamente los restos. Fue a principios del siglo
pasado cuando se iniciaron las primeras
tareas de excavación y restauración. Es el segundo anfiteatro más grande de
Italia después del Coliseo calculándose que podía albergar a 15.000
espectadores sentados, y casi el doble con los aledaños en pié. Conserva un corredor que recorre todo el
perímetro por debajo de la ciudad. El principal material empleado es la piedra
lávica combinado con cemento para cohesionarlas. Tras la ocupación de los vándalos la ciudad
fue saqueada y el anfiteatro abandonado y expoliado. Sus habitantes utilizaron la estructura para
aprovechamiento de sus viviendas e incluso para la construcción de la catedral.
Su estado es calamitoso debido al deterioro y a los escasos trabajos de conservación. En el escenario hay un manantial por lo que el
agua lo rodea.
Arriba, entramos en la llamada “Casa del Liberto”,
que suponemos fue una vivienda de XIX o principios del XX de gente acomodada.
Sorprendidos aún por el anfiteatro del que nuestra
guía no tenía información alguna, llegamos a la iglesia de San Nicolás que
encontramos cerrada. Al lado hay un Monasterio benedictino que atrae nuestra
atención y entramos. Leyendo la guía, no
veo unos bolardos y me doy un terrible golpe en la pierna contra uno de ellos. El
dolor es tan intenso que se me saltan las lágrimas y la pierna se empieza a
hinchar como un globo. Así que regresando sobre nuestros pasos busco una
farmacia y me hago con una de esas bolsas de hielo químico que me pongo durante
quince minutos. El incidente no pasa de esto, pero podría haber sido el final
del viaje. Nunca sabes cuando algo puede ocurrir y dar al traste con todos los
planes.
Sentados mientras que el hielo hacía su trabajo,
Angel dice que quiere un helado. Ya sí que no me puedo resistir. Si él no sucumbía,
a mi me resultaba más facil, pero ahora…sin oponer apenas resistencia caigo en
la tentación. Ríe cuando le digo que ahora tenemos que encontrar un puesto….No
resulta nada difícil y en cuestión de minutos estábamos devorando nuestro
helado sentados en un banco de un parque, o lo que fuera, porque en realidad se
podría describir como un sitio donde había algo de vegetación (muy escasa en la ciudad) aunque estaba
descuidada, seca y con mucha suciedad.
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